Los más de 120 aficionados que acompañaron a los de Belenguer hasta la ciudad vizcaína pudieron celebrar así un hito histórico después de que el club perdiera la categoría 40 años atrás por una ley que prohibía jugar en un pabellón descubierto. La comodidad del resultado, además, permitió disfrutar de la fiesta desde minutos antes del final del duelo, aunque la euforia se desbordó a la conclusión de los 60 minutos de juego.
La Marea Rojiblanca empezó a corear los cánticos más habituales de Somos de Asobal, El año que viene Puerto-Ciudad Real o el clásico Campeones, campeones y todo sin necesidad de esperar al partido que jugará esta mañana el Guadalajara, donde también le habría bastado un tropiezo de los castellanos para proclamarse matemáticamente campeones.
La primera parte, sin embargo, no hacía presagiar un desenlace tan relativamente cómodo para los porteños, ya que se llegó al descanso con un ajustado 13-15. Cuatro buenas paradas del portero rojiblanco, sin embargo, permitieron romper el partido con el acierto también de sus compañeros al contragolpe.
El segundo teniente alcalde de la localidad valenciana, Sergio Muniesa, no quiso perderse el partido del ascenso y acompañó a los suyos en Barakaldo, consciente de que la próxima temporada van a necesitar también un respaldo económico importante para estar en la Asobal con ciertas garantías de poder mantenerse. Algo de lo que habrá que hablar después de la fiesta del ascenso que tendrá lugar hoy en Puerto de Sagunto.