Pascual Moragues pasará a la historia del deporte alteano como el hombre que llevó al Balonmano Altea a ser conocido tanto a nivel nacional como internacional. El presidente que logró llevar el nombre de la localidad por Europa en competiciones internacionales falleció el lunes y fue enterrado ayer. Antes del sepelio numerosas personas de la localidad y vinculadas a este deporte le testimoniaron su último adiós en la misa de Córpora Insepulto en la parroquia Nuestra Señora del Consuelo. El hombre que fundase en 1972 el Balonmano Altea recibía así la despedida emocionada de sus vecinos de la Villa Blanca y también de muchos jugadores y personalidades.
Tras un paréntesis en la presidencia, su regreso en la temporada 2000-01 coincidió con el ascenso a la Asobal, tras la mítica y recordada final de Barakaldo.
La llegada de Javier Cabanas una temporada después al club significó un tándem con Moragues que llevarían al equipo a disputar una semifinal y una final de la Copa EHF en las temporadas 2002-03 y 2003-04. En semifinales el verdugo sería el FC Barcelona y en la final los alemanes del Kiel, pero el Altea lograba un subcampeonato de la Copa EHF en Alemania. Los logros en la Copa del Rey pasan por dos semifinales en dicha competición, mientras que en esta última temporada se lograría un cuarto puesto en la Liga, la mejor clasificación del equipo alteano en las siete temporadas en las que militó en la máxima categoría.
Con Pascual Moragues, además de Luis Parro, nombres como los de Jorgenssen, Peter Norkilt, Clauss Jacobsen, Mihail Yukov, David Davis, Castresana, Juan Pedro Jiménez, etc. desfilaron por Garganes.
