MADRID 2020
08/09/2013 - 23:19
Hoy es el gran día para Madrid, para España, para el deporte, y especialmente, para nuestra sociedad. Todos los ojos miran a Buenos Aires, donde se encuentra el politburó del Comité Olímpico Internacional, asaltado por la innumerable lista de representantes de tres ciudades que hoy pueden ver cumplido el sueño de organizar la mayor cita deportiva del universo, los Juegos Olímpicos.
Tercera oportunidad, y tercera ocasión en la que Madrid merecería ser la ciudad elegida. Pero en las dos ocasiones precedentes, la suerte y la decisión final nos fue esquiva. En Singapur se optó por Londres 2012, unos Juegos bien organizados, correctos, sin estridencias, ajustados a la realidad mundial, pero sin el alma que requiere un hito de tal magnitud, cuando la candidatura de Madrid fue uno de los grandes impulsores del deporte a nivel mundial, trayendo a la capital de España todo tipo de eventos en los que se demostró que la opción madrileña era netamente superior. Los británicos vencieron desde la virtualidad. Fue un golpe duro de encajar.
En Copenhage se eligió a Brasil para 2016. Las informaciones que se tienen a fecha de hoy hablan de carencias, retrasos, e incluso de pesimismo en el seno del COI, aunque no se reconozca públicamente. Madrid presentó un proyecto espectacular, y consiguientemente el varapalo volvió a ser de envergadura.
Hoy es el momento para reivindicarse. Madrid 2020 vuelve a ser un proyecto de Estado, apoyado socialmente, respaldado institucionalmente, y después del camino recorrido, en un porcentaje muy avanzado en su diseño. Pese a la imagen que desde fuera algunos venden de nuestro país, cabe destacar que la organización española es sobresaliente. Y como botones de muestra los dos últimos mundiales celebrados en nuestro país, el de balonmano, con el gran éxito de los #Hispanos, y el de natación, donde nuevamente en el Sant Jordi de Barcelona se demostró nuestra capacidad de gestión, teniendo en consideración que ambos se han organizado en plena crisis económica.
Pero los Juegos Olímpicos son distintos, muy distintos desde muchos prismas; son la exposición de una ciudad al mundo.
Madrid compite con Estambul y Tokio. La alternativa turca es la propuesta del puente que se quiere proyectar entre dos culturas, en ocasiones antagónicas. Los ‘pros’ pasan por la globalización social y la apuesta innovadora. Los ‘contras’ se agolpan: el dopaje, la inseguridad, la virtualidad del proyecto, la inversión necesaria para construir casi una ciudad nueva, y la ubicación en un cinturón convulso. Las apuestas han desinflado la alternativa turca, y aunque no es un barómetro de medición real, si demuestra al menos la inclinación popular.
Tokio debe ser el gran rival de Madrid. La imagen que el pueblo nipón lleva exportando al mundo desde hace muchos años es su gran baza, estabilidad, seguridad, corrección, precisión, capacidad de inversión y apoyo financiero, rectitud, sobriedad, muchos y muchos calificativos que certifican la opción japonesa como el gran seguro de vida. Las únicas contras, que la organización difícilmente puede controlar son su ubicación en el cinturón sísmico muy caliente, el precedente de la central nuclear de Fukushima, de la que la impermeabilidad informativa reprime conocer la realidad de la tragedia, y la problemática de los usos horarios para el gran consumidor de este producto. Además el carácter japonés no conoce la pasión, vital en el plano deportivo.
La oferta española, lejos de la subjetividad, es la mejor, con diferencia, y desde una lectura político-social puede significar el refrendo y la apuesta por la recuperación, no sólo de España, sino de Europa.
S.M. Los Príncipes, políticos, deportistas, técnicos y directivos trabajan sin desdén por los pasillos del Hilton en la búsqueda denodada de cualquier voluntad. Lástima que pese al gran trabajo realizado no podamos certificar la sentencia de “alea iacta est”, porque hasta el último segundo todo está por decidir.
