El Club BM Ciudad Real logró su tercera Copa de Europa al vencer al THW Kiel por 33-27, con lo que supera los cinco goles de desventaja de la ida 39-34, en la ida.
Para el Club BM Ciudad Real, era la cuarta final de la Liga de Campeones, en los últimos cinco años, torneo que revalida esta temporada de nuevo contra el THW Kiel, en una competición que obtuvo por primera vez en la temporada 2005-2006, contra el Pórtland San Antonio y, la segunda, la de la temporada anterior contra el mismo rival alemán, por lo que es el actual campeón de esta competición. La que jugó en 2004-2005 contra el Barcelona, la perdió.
De este modo, Ciudad Real confirma la tendencia de que el equipo anfitrión del segundo partido gane la final, como ha ocurrido en los tres últimos años y en siete de las últimas diez ediciones y vence en la final, que otorga el duodécimo título para los clubes españoles en el actual formato de Liga de Campeones.
Fue en el tramo final del encuentro donde Ciudad Real logro alcanzar los cinco goles de ventaja, 32-27, a falta de un minuto y medio, por medio de Abalo, el único de la plantilla española que no había logrado el principal cetro continental.
Este guarismo determinaba que ya la Copa de Europa volvía a quedarse en Ciudad Real, que confirmo Stefansson con el ultimo gol del encuentro, 33-27.
Y eso que el inicio no fue nada halagüeño ya que las prisas no son buenas consejeras y esto beneficio al inicio al Kiel que con más pausa den canto el acierto a su lado. Por este motivo las primeras ventajas fueron para los alemanes, con solidez defensiva 6-0 y Omeyer deteniendo ya un 7 metros y tres tiros de 6 metros.
Ciudad Real se movía revolucionado de vueltas lo que le nublaba el acierto por la precipitación en las acciones. Con el partido justo en el punto que le gusta a los alemanes, con rapidez en las acometidas, el Kiel dominaba no solo en la eliminatoria que traía de tierras germanas con 5 goles de ventaja, 39-34, si no en el encuentro, con diferencias de hasta 3 goles, 4-7, en el minuto 10.
La defensa 5-1 no funcionaba en el Ciudad Real y eran las acometidas a la brava las que valían para poner el turbo en el ataque local y con el orgullo por bandera y tumba abierta los locales empataron a 8 con un gol de Chema Rodríguez en el minuto 15.
La exclusión del propio Chema y de su compañero Metlicic, sirvió para que con dos jugadores menos el Kiel volviese a adelantarse de dos 8-10. Por aquel entonces la defensa de Ciudad Real ya había adquirido un punto mayor de dureza con lo que en al zona de 6 metros se libraba una guerra de guerrillas.
Esto determino que la revolución sobre la pista beneficiase a los hombres rápidos del Ciudad Real como Chema Rodríguez que lideraba las acometidas locales, pero el Kiel sin descomponerse y con el mismo guión seguía mandando de 3, en el 21, 9-12, con cruces y más cruces en sus ataque, con bloqueos, para buscar el aclarado en el lanzamiento.
Como no se acortaban distancias y Omeyer se bastaba el solo para parar el ataque local, Ciudad Real tiraba de casta para en arreones acortar diferencias dos a falta de 2 minutos para acabar la primera parte, 12-14, que redujo a uno Stefansson con un 7 metros, 13-13, que fue lo mejor que le pudo ocurrir a los de Talant debido a que no hubo continuidad en su juego y apenas elaboración, algo que beneficiaba al Kiel.
Los germanos iniciaron la reanudación con mayor intensidad defensiva, que seguía siendo 6-0, con gran trabajo de piernas en la ayudas, con lo que el ataque del Ciudad Real volvía a encontrase con pocos resquicios por donde penetrar, con lo que ante la diferencia de goles se fue hasta los 4, en el minuto 38, 16-20.
Pero los grandes se levantan y con la entrada en la entrada de nuevo de Sterbik en la meta de Ciudad Real y la dirección de juego de Chema colocaron un parcial 4-0, en los siguientes 5 minutos, por lo que se igualo a 20 en el minuto 43.
La defensa local se fue un paso adelante paras crear mas dificultad al ataque germano, que ahora si tenia mas brazos por delante y menos comodidad de maniobra. Con esto y la garra de Morros colocaron en el 46''30 con dos goles por delante al Ciudad Real, 24-22, que acorto a uno Andersson y amplio a 3, 26-23, Jerome y Rutenka.
Era el momento de parar las embestidas y Gislason pidió un tiempo muerto, para detener la sangría. Estaba claro que el encuentro entraba en otra dinámica, con el Kiel tratando de no verse truncado en sus aspiraciones de logra la Copa de Europa y Ciudad Real de conquistarla o como mal menor de llevarse el partido.
Pero los limites del cuadro castellano manchego son infinitos y Kallman elevo la distancia a 4, 30-26, aunque Lovgren acorto de nuevo a 3, 30-27. Pero Rutenka y Abalo ya pusieron el cinco de diferencia, 32-27, a falta de un minuto y medio, con lo que la Copa de Europa estaba ya en camino, aunque los alemanes no cejaron en sus empeño de aminorar distancias, pero apareció Sterbik y la defensa para dinamitar las últimas acometidas.
Stefansson, que se despedía esta temporada, anoto el definitivo 33-27, con lo que le daba la tercera Copa de Europa al BM Ciudad Real, segunda consecutiva contra el Kiel.
BM. CIUDAD REAL. 33 - THW KIEL. 27
Bm. Ciudad Real (13+20): Sterbik (Hombrados, ps); Dinart (-), Zorman (1), Rutenka (4), Parrondo (-), Stefansson (8, 3p), Kallman (4), Metlicic (1), Jerome Fernández (4), Morros (2), Chema Rodríguez (4), Alberto Entrerrios (-) y Abalo (5).
THW Kiel (14+13): Omeyer (Martíni, ps); Kavticnik (7, 5p), Kim Andersson (4), Ahlm (3), Karabatic (7), Klein (-), Lundström (4), Anic (-), Lund (-), Zeitz (-), Lövgren (1), Wessig (-) y Jicha (1)
Marcador cada 5 minutos: 1-3, 4-7, 8-8, 9-11, 11-13 y 13-14, descanso, 14-16, 17-19, 22-22, 27-24, 29-26 y 33-27, final
Árbitros: Zoran Stanojevic y Slobodan Visekruna, de Serbia. Excluyeron a Chema Rodríguez, Metlicic y Abalo, en una ocasión por el BM Ciudad Real y a Zeitz, Ahlm y Kavticnik, por el Kiel.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la vuelta de la final de la Liga de Campeones, disputado en el Quijote Arena de Ciudad Real, ante unos 5.775 espectadores, que abarrotaban la instalación, con un centenar llegados de Kiel.
Foto AFP // El Mundo
