EQUIPO NACIONAL ABSOLUTO MASCULINO
15/04/2013 - 13:46
He decidido poner fin a mi etapa como seleccionador nacional, tras cuatro años que se han visto culminados con el Campeonato de Mundo 2013. Me voy agradecido y orgulloso de haber entrenado al Equipo Nacional, con el sentimiento de que lo vivido el 27 de enero en el Sant Jordi, que puede resumir todo el Mundial, es lo más importante y bonito que me ha pasado en mi carrera deportiva.
En primer lugar quiero agradecer a Juan de Dios Román su confianza en mí, desde el momento que me ofreció la responsabilidad de ser seleccionador, hasta el día de hoy. Siempre he contado con su respeto, apoyo y comprensión, incluso en momentos duros en lo personal, cuando se puso en juego mi honestidad desde algún círculo de nuestro deporte, Juan de Dios mantuvo una actitud de confianza y credibilidad. Gracias Juan.
Respecto a mi equipo de trabajo mi más absoluta gratitud, han desarrollado con profesionalidad, pulcritud e integridad un intenso trabajo en beneficio del grupo. Durante este ciclo Javier Fernández, Manuel Montoya, Ricard Franch, Paco Seirul-lo, Jordi Álvaro, Fernando Barbeito, los doctores José Antonio Gutiérrez y Juan José Muñoz Benito, los fisios Sebastiá Salas y Maialen Araolaza, todos han mostrado claramente su capacitación formando parte de un equipo de altísimo nivel.
A los jugadores, mi admiración y felicitación. Todos los jugadores a los que he entrenado han dado lo máximo, y creo que todos son merecedores del título de campeones del mundo y del calificativo de ‘Hispanos’, especialmente para quienes vivimos la decepción y el dolor de la derrota en los Juegos Olímpicos.
En estos cuatro años me he vuelto a sentir entrenador, y como tal no puedo olvidar también mi agradecimiento a quienes día a día trabajan en la Real Federación Española de Balonmano y no tienen el reconocimiento público que tanto merecen. Con su amabilidad y colaboración todo ha sido muy fácil. Gracias Mila.
También quiero agradecer el trato recibido desde los medios de comunicación, y de los periodistas en particular, que han seguidos las evoluciones del Equipo Nacional, especialmente por el despliegue realizado durante el pasado Campeonato del Mundo, algo histórico.
Este punto final al ciclo como seleccionador español se debe a que ha habido otra Federación Nacional que se ha volcado hasta convencerme. Aquí, de los dos candidatos actuales a la presidencia de la R.F.E.BM., únicamente José Javier Hombrados se preocupó de hablar y reunirse conmigo para conocer de primera mano mi opinión. Honestamente debo decir que esperaba algo más del otro candidato. Quienes sí me dispensado esa atención siempre han sido Juan de Dios Román, Miguel Cardenal, presidente del Consejo Superior de Deporte, y Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, brindándome permanentemente sus sentidas y sinceras muestras de cariño, respeto, agradecimiento y ayuda. Me consta que sienten el que finalmente no siga con el Equipo Nacional, pero también sé que comprenden mi decisión.
Deseo que la selección viva cuatro años de éxitos, y que el nuevo presidente electo tenga la mejor de las suertes en la gestión de la R.F.E.BM. y mantenga unido un balonmano español que se está viendo azotado virulentamente por la crisis económica.
Gracias a todos.
Valero Rivera
En primer lugar quiero agradecer a Juan de Dios Román su confianza en mí, desde el momento que me ofreció la responsabilidad de ser seleccionador, hasta el día de hoy. Siempre he contado con su respeto, apoyo y comprensión, incluso en momentos duros en lo personal, cuando se puso en juego mi honestidad desde algún círculo de nuestro deporte, Juan de Dios mantuvo una actitud de confianza y credibilidad. Gracias Juan.
Respecto a mi equipo de trabajo mi más absoluta gratitud, han desarrollado con profesionalidad, pulcritud e integridad un intenso trabajo en beneficio del grupo. Durante este ciclo Javier Fernández, Manuel Montoya, Ricard Franch, Paco Seirul-lo, Jordi Álvaro, Fernando Barbeito, los doctores José Antonio Gutiérrez y Juan José Muñoz Benito, los fisios Sebastiá Salas y Maialen Araolaza, todos han mostrado claramente su capacitación formando parte de un equipo de altísimo nivel.
A los jugadores, mi admiración y felicitación. Todos los jugadores a los que he entrenado han dado lo máximo, y creo que todos son merecedores del título de campeones del mundo y del calificativo de ‘Hispanos’, especialmente para quienes vivimos la decepción y el dolor de la derrota en los Juegos Olímpicos.
En estos cuatro años me he vuelto a sentir entrenador, y como tal no puedo olvidar también mi agradecimiento a quienes día a día trabajan en la Real Federación Española de Balonmano y no tienen el reconocimiento público que tanto merecen. Con su amabilidad y colaboración todo ha sido muy fácil. Gracias Mila.
También quiero agradecer el trato recibido desde los medios de comunicación, y de los periodistas en particular, que han seguidos las evoluciones del Equipo Nacional, especialmente por el despliegue realizado durante el pasado Campeonato del Mundo, algo histórico.
Este punto final al ciclo como seleccionador español se debe a que ha habido otra Federación Nacional que se ha volcado hasta convencerme. Aquí, de los dos candidatos actuales a la presidencia de la R.F.E.BM., únicamente José Javier Hombrados se preocupó de hablar y reunirse conmigo para conocer de primera mano mi opinión. Honestamente debo decir que esperaba algo más del otro candidato. Quienes sí me dispensado esa atención siempre han sido Juan de Dios Román, Miguel Cardenal, presidente del Consejo Superior de Deporte, y Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, brindándome permanentemente sus sentidas y sinceras muestras de cariño, respeto, agradecimiento y ayuda. Me consta que sienten el que finalmente no siga con el Equipo Nacional, pero también sé que comprenden mi decisión.
Deseo que la selección viva cuatro años de éxitos, y que el nuevo presidente electo tenga la mejor de las suertes en la gestión de la R.F.E.BM. y mantenga unido un balonmano español que se está viendo azotado virulentamente por la crisis económica.
Gracias a todos.
Valero Rivera
