El próximo domingo finalizará el Campeonato del Mundo de Suecia, y no sólo para la selección nacional absoluta masculina. También para la joven pareja de colegiados canarios que están representando al colectivo arbitral español en territorio escandinavo, Óscar Raluy y Ángel Sabroso.
Ángel Sabroso reconoce tener ganas de que el torneo finalice porque "la ausencia de partidos está propiciando la ansiedad en todos nosotros". Afirma que "aquí enlanzamos días de descanso, muy necesarios para los jugadores, con nominaciones para ser árbitros reserva, con lo que el pasar del tiempo está siendo eterno".
Eso sí, está muy satisfecho por el último encuentro arbitrado, el decisivo enfrentamiento entre Suecia y Croacia. Describe que "los condicionantes del partido tenían bastantes tintes dramáticos para ambos equipos porque en juego estaba la clasificación a semifinales". Además, "Croacia había perdido días atrás contra Dinamarca y presentaron una protesta oficial por el arbitraje recibido por nuestros colegas franceses; mientras que Suecia había perdido un único partido con los dos árbitros españoles que volvían a tener designados en otro choque trascendental".
La cancha de Malmö, que albergará la gran final el próximo domingo, estaba abarrotada por 12.000 aficionados, en su mayoría suecos. "Así nos enfrentamos al que, sin duda, era nuestro gran partido en el torneo. A la presión de la gente había que añadir pitar de nuevo al equipo local", asegura el colegiado canario antes de apuntar que "era un 'match ball' para nosotros, y así lo afrontamos".
Afirma que "nosotros terminamos muy satisfechos, con los pies en el suelo", y fue en la reunión técnica posterior al partido cuando "nos felicitaron públicamente por el partido, confirmando nuestras buenas sensaciones, señalando varios ejemplos de situaciones positivas por nuestra parte en el análisis técnico".
En relación a los aspectos más técnicos, asegura que la IHF "está incidiendo mucho en los nuevos matices de la Regla 8, en las sanciones disciplinarias y en la erradicación definitiva de las acciones violentas". En definitiva, "todos queremos un deporte cada vez más limpio, más rápido, más espectacular, con más goles y más velocidad, algo que exige defensas correctas en las que el balón sea el objeto a defender y no el cuerpo del contrario".
Finalmente, Ángel Sabroso reflexiona sobre "la monotonía arbitral", las reuniones, los vídeos, los partidos, los entrenamientos y, sobre todo, "las horas muertas para pensar en lo que hemos dejado en casa, en nuestra gente, nuestra familia, nuestro trabajo y nuestro ambiente". Reconoce que "muchas veces nos preguntamos qué estamos haciendo realmente aquí, si todo merece la pena; pero en cuanto saltamos a la pista a pitar tenemos la respuesta, y no lo cambiamos por nada".
