El Barça ya no compite por ganar la Copa del Rey. Compite contra su propio legado. En Irún, ante un Artaleku lleno y entregado, los de Antonio Carlos Ortega no dejaron espacio para la sorpresa y superaron sin titubeos al ABANCA Ademar León (25-34) en una final con dueño desde los primeros compases. Un título más , el número 30 en su historia, y otra exhibición más para un equipo que, incluso sin necesidad de forzar la máquina, impone su ley.
Ademar apenas pudo aguantar el tirón. Llegaba con la gasolina justa tras la épica semifinal del sábado ante el anfitrión Bidasoa, y aunque intentó plantar cara con coraje, la diferencia de fondo de armario, frescura y físico se notó desde el primer parcial. Carlos Álvarez trató de sostener a los suyos con acierto desde los siete metros, pero no era suficiente. En cuanto el Barça aceleró, no hubo respuesta posible.
Con un Emil Nielsen enorme bajo palos y una defensa asfixiante, los azulgranas empezaron a correr. Aitor Ariño volaba al contraataque, Frade encontraba huecos en el centro, y Aleix Gómez castigaba cada error leonés desde la línea de penalti. El 12-22 con el que se cerró el primer acto no dejaba margen para la duda: el campeón ya tenía medio trofeo en las manos.
La segunda parte fue, en buena parte, un trámite. Ortega rotó, repartió minutos y bajó algo la intensidad. Eso permitió al Ademar soltar nervios y recuperar sensaciones. Carlos Álvarez terminó con 8 goles y volvió a ser el más destacado en un equipo que, pese a la derrota, tiene motivos para sonreír.
Porque el premio llegó igual: el Ademar jugará en Europa la próxima temporada. Estará en la EHF European League sin necesidad de fases previas, gracias a su papel de finalista. Una recompensa merecida a un torneo impecable, que culminó en la última jornada con el billete continental en el bolsillo.
Para el Barça, el horizonte ya apunta más alto: la Final Four de la Champions League en Colonia el próximo fin de semana. Con un grupo sólido, en forma y acostumbrado a los focos, los de Ortega buscarán el gran objetivo del curso. El de siempre. El que nunca es suficiente.
Mientras tanto, la Copa vuelve a su sitio habitual. La levanta, otra vez, un Barça que no conoce otra forma de competir que ganar. Doce veces seguidas. Casi nada.
Fotografías: J. L. Recio